**Satanás y el individuo en conflicto** 94101
"Oposición pondré entre ti y la hembra, y entre tu descendencia y la simiente suya; ésta te golpeará en la mente, y tú le herirás en el talón." Génesis 3:15. Esta enemistad no es natural. Cuando el pecador quebrantó la voluntad divina, su disposición se volvió perversa, en sintonía con Satanás. Los espíritus malignos y los seres impíos se aliaron en terrible conjunción. Si Dios no se hubiera intervenido, Satanás y el hombre habrían hecho trato contra el Altísimo, y toda la raza humana se habría unido en oposición a Dios.
Cuando Satanás escuchó que debía establecerse antagonismo entre él y la mujer, y entre su prole y la de ella, entendió que por algún camino había de habilitarse al hombre para oponerse a su autoridad.
Cristo siembra en el hombre la resistencia contra Satanás. Sin esta gracia convertidora y este impulso renovador, el hombre seguiría siendo un siervo siempre dispuesto a obedecer las órdenes de Satanás. Pero el nuevo principio en el alma crea oposición; el poder que Cristo imparte capacita al hombre para resistir al enemigo. Aborrecer el mal en vez de justificarlo muestra un poder totalmente de lo celestial.
El choque entre Cristo y Satanás se manifestó de manera sorprendente en la recepción de Jesús por el mundo. La pureza y santidad de Cristo despertaron contra Él el rencor de los pecadores. Su humildad fue una reprensión continua para un pueblo orgulloso y sensual. Satanás y los ángeles malos se juntaron a los impíos contra el Campeón de la verdad. La misma enemistad se repite hacia los fieles de Cristo. Quien rechace la influencia provocará la rabia de Satanás. Cristo y Satanás no pueden convivir. "Todos los que quieran vivir santamente en Cristo Jesús sufrirán oposición". 2 Timoteo 3:12.
Los agentes de Satanás buscan desviar a los seguidores de Cristo y desviarlos de su obediencia. Ellos tergiversan las palabras divinas para lograr su objetivo. El impulso que dio fin a Cristo motiva a los pecadores a eliminar a sus creyentes. Todo esto está revelado en esa primera profecía: "Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya."
¿Por qué Satanás no encuentra mayor resistencia? Porque los siervos de Cristo tienen tan limitada relación genuina con Cristo. El pecado no es para ellos repulsivo como lo fue para su Maestro. No se enfrentan a él con una determinación radical. Están desorientados ante el ser del príncipe de las tinieblas. Multitudes no saben que su contrincante es un astuto líder que batalla contra Cristo. Incluso los ministros del evangelio pasan por ignoran las evidencias de su actividad. Parecen olvidar su existencia misma.